While the media and academic studies have described the economic reasons behind family migration, the education of children is often overlooked. Families find hope in the education system, not only for social and economic advancement, but also as a way to educate their children beyond the strictly academic.
At a briefing organized by American Community Media, Harvard scholar Gabrielle Oliveira, author of Now We Are Here: Family Migration, Children’s Education and Dreams for a Better Life, explains the close relationship between love and education in family migration and how Trump’s anti-immigration policies affect this link.
Oliveira explains that migrant families are often portrayed as one-dimensional, whose sole motivation is to improve their economic situation. However, she emphasizes that the education of their children is particularly important to them, as it acts as a “stabilizing force,” where the possibility of their children going to school gives meaning to the sacrifices they make as migrants.
Migrant families see education as part of the promise of the “American Dream,” in which if you work hard enough in the education system, you can have more opportunities. But in addition to the promise of social advancement, migrant families understand that forming good human beings is part of education.
However, Oliveira warns about anti-immigration policies that are designed to harm migrant families and discourage them. The academic acknowledges that we are in a state of high vigilance, as migrant families are concerned about accompanying their children to school, removing them from the education system. This could damage the social fabric, causing young and productive people to feel uprooted from the United States, generating trauma and long-term exclusion.
As part of the recommendations to avoid this situation, Oliveira recommends the integration of migrant children, creating spaces where they can share their culture in depth. However, budget cuts for schools have led to a shortage of staff dedicated to creating these spaces and accompanying migrant families in the process.
La Educación como Motivo para la Migración Familiar
Si bien los medios de comunicación y estudios académicos han descrito las razones económicas detrás de la migración familiar, muchas veces se deja en segundo plano la educación de los hijos. Las familias encuentran esperanza en el sistema educativo, no solo de ascenso social y económico, sino como una manera de formar a sus hijos más allá de lo estrictamente académico.
En una reunión organizada por la American Community Media, la académica de Harvard, Gabrielle Oliveira, autora de Now We Are Here: Family Migration, Children’s Education and Dreams for a Better Life, explica la estrecha relación entre el amor y la educación en la migración familiar y cómo las políticas antiinmigratorias de Trump afectan este vínculo.
Oliveira explica que las familias migrantes suelen ser mostradas como unidimensionales, cuya única motivación es la mejora de su situación económica. Sin embargo, ella resalta que la educación de los hijos tiene una importancia particular para ellas, ya que actúa como una “fuerza estabilizadora”, donde la posibilidad de que sus hijos vayan a la escuela, da sentido al sacrificio que atraviesan por su condición de migrantes.
Las familias migrantes encuentran en la educación parte de la promesa del “Sueño Americano”, en la que si te esfuerzas lo suficiente en el sistema educativo puedes tener más oportunidades. Pero además de la promesa de ascenso social, las familias migrantes entienden que la formación de buenos seres humanos es parte de la educación.
Sin embargo, Oliveira advierte sobre las políticas antiinmigratorias que están diseñadas para dañar a las familias migrantes y desalentarlas. La académica reconoce que nos encontramos en un estado de alta vigilancia, ya que las familias migrantes sienten preocupación de acompañar a sus hijos a la escuela, apartándolos del sistema educativo. Esto podría deteriorar el tejido social, ocasionando que personas jóvenes y productivas se sientan desarraigados de los Estados Unidos, generando trauma y exclusión a largo plazo.
Como parte de las recomendaciones para evitar esta situación, Oliveira recomienda la integración de los hijos de migrantes, generando espacios donde puedan compartir de forma profunda su cultura. Sin embargo, la reducción de presupuesto para las escuelas ha ocasionado un déficit de personal dedicado a crear estos espacios y acompañar a las familias migrantes en el proceso.
